El pasado domingo 11 de mayo tuvimos en la parroquia la preciosa fiesta del XXV aniversario de la ordenación sacerdotal de nuestro párroco, don Julio Rodrigo Peral. Un acto bellísimo, de los que dejan recuerdo en el corazón, de los que llenan de alegría y emoción, de los que ayudan a fortalecer la fe. Esto se comentaban los que asistieron a la celebración.
La cita fue a las seis de la tarde. La sorpresa fue el numerosísimo grupo de gente que acudió, no se cabía en la Iglesia. También era precioso ver a tantos sacerdotes y seminaristas, superaban los treinta. El obispo también se sumó al acto, agradeciéndoselo de corazón nuestro párroco. Toda la ceremonia y fiesta posterior fue preparada por los feligreses, y todo era una sorpresa para don Julio, hasta la participación del obispo.
Don Joaquín, obispo de Getafe, dijo de don Julio palabras muy emocionantes. Destacó su dedicación a esta parroquia de Boadilla y a diversas tareas diocesanas, dijo que era de los sacerdotes con los que el obispo se encontraba a gusto, de aquellos de los que se puede contar con él y descansar en él.
En la homilía, don Julio, se congratuló por la coincidencia de esta celebración con el domingo del Buen Pastor, imagen elocuente para todos los sacerdotes. Dio gracias a Dios por estos XXV años, pidió perdón por tantas veces que no ha cumplido con su misión y nos animó a todos a orar para continuar adelante con ánimo renovado.
Finalizando la Eucaristía llegó el momento de testimonios y acciones de gracias. Un sobrino de don Julio le agradeció estos años en nombre de su familia. Eduardo despertó las risas entre todos por su simpatía. Manuel Brú y Santiago Oriol, sacerdotes, agradecieron todos estos años de dedicación en nombre de los amigos sacerdotes y de la propia parroquia. Finalmente el alcalde, Antonio González, dedicó unas palabras muy elogiosas a don Julio en nombre de la población de Boadilla.
Tras la ceremonia tomamos un vino, donde pudimos compartir con nuestro párroco y tantísima gente unas horas de gratísima compañía. La gente se despedía y decían a los organizadores: “Gracias por organizarlo así”, “hacía tiempo que no asistía a una Eucaristía tan recogida y emocionante”, “se lo merece”, “precioso ver a tantos fieles y sacerdotes en torno a don Julio”, “me emocionaron sus palabras, sobre todo cuando pedía perdón”… En fin, un día de fiesta completo, veinticinco años para dar gracias a Dios. |